
El tren correo de Bilbao a Castejón, número 160, con puntualidad ferroviaria , atravesaba la curva del puente de hierro de esta localidad ; la velocidad bamboleaba al tren que zigzagueaba en aumento desembocando en el barranco del río Najerilla, los maquinistas no pudieron evitar que el tren se estrellara en el suelo.Ésta catástrofe había sido presentida por los pueblos de alrededor y especialmente por el Conde de Hervías, Don Trinidad Manso de Zúñiga quién en numerosas ocasiones se había quejado del estado del puente.Al lugar de la catástrofe acudieron al escuchar el estruendo y los lamentos los agricultores de Cenicero, Don Trinidad, su hija y criados. Don Saturnino Hernández, vecino de Cenicero, corre con urgencia a avisar al alcalde interino de la localidad ,Don Francisco Montejo quiénes en una dolorida llamada de socorro reúnen a todo el pueblo de Cenicero con mantas, colchones, trapos y todos los enseres de primeros auxilio.Corre Baltasara Alonso, mujer del peón caminero que tenía su casa en la carretera de Torremontalbo, quien al límite de sus fuerzas para cuando llegaron los de Cenicero había transportado sesenta cántaros de agua para las víctimas. Una mujer salvó a su hijo de siete meses arrojándolo por la ventana antes de perder la vida, el maquinista grita "agua, agua…" antes de fallecer, otro grita pidiendo que lo saquen aunque sea perdiendo el brazo.En Cenicero solo se escucha las campanas de la torre que tocan a arrebato.¿Dónde están sus gentes?.Todos en Torremontalbo ,algunas mujeres volvían a preparar el hospital , las escuelas , otros en el lugar de la catástrofe transportando agua para aplacar la sed, vigilando equipajes para evitar el pillaje, consolando a los heridos, sacando heridos entre hierros retorcidos en fin todos en Torremontalbo con un fin común unidos. Todos los habitantes de Cenicero conmocionados abandonan sus quehaceres corriendo a asistir a las víctimas. Por la noche en el r

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